Nuestro desarrollo como individuos y en sociedad, las decisiones valientes que tomemos cada día, el gusto por el intercambio con otras personas, el afecto compartido, la pasión que pongamos en lo que hagamos, el ansia de aprender cosas nuevas, la actitud positiva que tengamos ante la existencia, en definitiva, va a hacer que en nuestro cerebro se produzcan reacciones químicas que aumentarán nuestra sensación de placer y bienestar y amplificarán nuestra sensación de felicidad.