Tras superar una difícil infancia marcada por la muerte de sus padres en un campo de concentración nazi y su posterior paso por distintos orfanatos y centros de acogida, Boris Cyrulnik adoptó el concepto de «resiliencia» y lo aplicó al campo de la psicología infantil para demostrar y explicar cómo todo niño puede volver a empezar después de haber sufrido una experiencia traumática.